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Colombia, la dura tarea para ingresar al “club Ocde”

Analistas coinciden en que Colombia tiene muchos pendientes como para llegar en poco tiempo a esa meta.

El presidente Juan Manuel Santos se atrevió ayer a reiterar que ingresar a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (Ocde, Oecd por sus siglas en inglés) era tan complejo, pero al mismo tiempo emocionante, como «clasificar al Mundial de Fútbol».

Pues la comparación se queda corta, y más parece que lo que Colombia comienza es un largo camino de «eliminatorias». Así lo consideran no solo los analistas sino las 545 páginas de evaluaciones y recomendaciones que suman tres informes que el secretario General de la Ocde, José Ángel Gurría, entregó a Santos para iniciar la adhesión formal de Colombia.

Los documentos, disponibles en www.oecd.org, dejan dos mensajes claros por parte de este foro mundial: el primer mensaje de la Ocde es que «analizaremos detenidamente las políticas públicas de Colombia y, una vez que hayamos realizado el diagnóstico, le corresponderá al gobierno implementar reformas adecuadas para conseguir una economía más fuerte y un mayor bienestar para sus ciudadanos», señaló Gurría.

No en vano se establecieron 23 comités para tomarle el pulso a Colombia en temas diversos como medio ambiente, desarrollo territorial, mercados financieros, competencia, salud, asuntos sociales, y la lista sigue…

El otro mensaje de la Ocde es que Colombia debe hacer ajustes profundos en tres políticas ya evaluadas. La primera es en la de innovación, que requiere acciones que ordenen los esfuerzos para que se traduzcan en diversificar la economía y ganar productividad.

Lo otro es que urge aplicar reformas institucionales que fomenten el buen gobierno (gobernanza, le llama la Ocde) y se traduzcan en gestiones eficaces para reducir hondas desigualdades y mejorar condiciones de vida (ver gráficos).

Por último, más allá de las palabras protocolarias, Gurría partió para París dejando una clara advertencia frente a la política regulatoria del país: «hasta la fecha, no existe una institución única responsable de impulsar la mejora regulatoria en la administración de Colombia, lo que muestra la fragmentación de la gestión regulatoria», se lee en el documento sobre ese tema.

Es de resaltar que la Ocde, fundada en 1960, agrupa a 34 «países ricos» y aportantes de un 80 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. De ellos, solo dos son vecinos, México, que ingresó en 1994, y Chile, que lo hizo en 2010. Y por delante de Colombia, Rusia hace fila, mientras que Brasil descartó la invitación.

Preparados, pero para iniciar
Ahora, desde la orilla de los analistas, casi todos coinciden en que el país no tiene hoy los pergaminos en sus indicadores sociales, económicos, ambientales y demás, como para ser ya un miembro en pleno derecho de la Ocde.

No obstante, los altos estándares por cumplir para estar a la altura de la Ocde, ven con buenos ojos que la adopción de sus recomendaciones sea la forma en que Colombia gane en cuatro aspectos.

En primer lugar, una mayor visión de futuro que amplía el horizonte de llegar a ser un país desarrollado. También se asegura la continuidad de las políticas públicas de un gobierno a otro, al tiempo que se mejora la calidad de las políticas públicas.

Lo tercero toca el crecimiento económico al enviar señales internacionales para que haya mayor confianza inversionista. Por último, las buenas nuevas de estar en la Ocde, solo se traducirán en beneficios tangibles en la calidad de vida del ciudadano de a pie más a largo que a corto plazo.

«Ahora estamos preparados es para iniciar el proceso y hay voluntad política, ojalá hubiera continuidad en el próximo gobierno para que esta membresía sea asumida como algo positivo», considera María Alejandra González-Pérez, jefe de la Facultad de Negocios Internacionales de Eafit, en la perspectiva de que el país deje la etiqueta de «país subdesarrollado».

Por su parte, la decana de Relaciones Internacionales de la universidad Jorge Tadeo Lozano, Natalia Springer, desde una perspectiva más escéptica señala que «estamos ante unos compromisos vinculantes, pero también es cierto que hay una tradición de gobiernos que suscriben convenios, acuerdos y tratados con mucha facilidad y, cuando se vienen los desafíos a cumplir y acoger las reglas, la gestión es otra, esperemos que esta sea una buena excepción».

En contraste, desde el Consejo Privado de Competitividad, se ve con muy buenos ojos. Su vicepresidente Técnico, Marco Llinás Vargas, apunta que «entrar al club de buenas prácticas acelerará la implementación de una gran cantidad de aspectos de la agenda de competitividad del país que, con o sin ingreso a la Ocde, deben ejecutarse».

En cambio, Juan David Escobar Valencia, director del Centro de Pensamiento Estratégico de Eafit, advierte que no se pueden ni subestimar ni sobreestimar los efectos del ingreso de Colombia a la Ocde: «Porque uno se ponga la camiseta de Colombia, no quiere decir que el equipo jugará mejor, pero es importante ser parte de ese grupo donde hay países que toman decisiones importantes».

Al final, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia, Ramón Javier Mesa Callejas, llama la atención de lo que implica ir del dicho, la intención formal de adhesión, al hecho, aplicar las mejoras.

«Esto implicará hacer reformas legislativas de hondo calado en campos estratégicos para el devenir económico del país y en Colombia esos debates son muy lentos, cuando no es que se sancionan las leyes, pero no se aplican. Las demoras nos quitan puntos», concluye Mesa

Por: JUAN FERNANDO ROJAS T. | Publicado el 27 de octubre de 2013

Fuente: El Colombiano, disponible en línea.

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