La nueva magistrada auxiliar se tituló en derecho hace 14 años de la Universidad Nacional de Colombia
Foto: SEMANA
Ella es consciente de que con este nombramiento hace historia. Sin embargo, se mantiene firme y serena ante las preguntas de los periodistas que asistieron a su posesión en el piso noveno de la Judicatura. De manera atípica, una corporación marcada por su tradicionalismo, asistió a una ceremonia signada por variedad de trajes de la comunidad indígena de la Sierra.
Ella se describe como una persona con mucho carácter, inquieta y argumentativa. Se formó en el Centro Indígena de Educación Diversificado del pueblo Arhuaco en la Sierra Nevada. En 1995 llegó a Bogotá para estudiar Derecho en la Universidad Nacional de Colombia donde obtuvo su grado en el año 2000. “Desde muy niña siempre he sido bastante inquieta y muy conversadora, y mis padres decían ella va a servir como abogada”.
Belky se dedicó desde entonces a trabajar con entidades del Estado y organizaciones no gubernamentales en la defensa de los pueblos indígenas. Incluso, participó en el proyecto de Objetivos del Milenio de la ONU, donde logró exponer la situación de los nativos de la Sierra.
“Vamos a trabajar por la justicia, por la verdad, la equidad y la multiculturalidad en la Rama Judicial. Creo que es un espacio donde se permite trabajar por las jurisdicciones especiales”, manifestó tras su nombramiento.
Como integrante de una minoría étnica sintió los rigores de la discriminación. Pero aun así nunca ha bajado la cabeza. “Lastimosamente al indígena lo muestran como el pobre o el incapaz. Entonces yo creo que este es un espacio especial para mostrar que sí somos importantes y que podemos dar mucho más”, le dijo a Semana.com.
Su activismo en favor de los suyos la hizo visible de tal suerte que algunos magistrados entre ellos Correa, su nuevo jefe directo, le ofreció trabajar en el alto tribunal. Ellos se conocieron en la Escuela Judicial ‘Rodrigo Lara Bonilla’.
Esta mujer indígena, la primera que llega a un cargo de esta magnitud en la Judicatura, asegura ser coherente y actuar siempre con rectitud y ética. Condiciones estas que no deberá aflojar en una corporación marcada por sus permanentes episodios de corrupción.
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